Mitos y Mitotes en Colima

Museo Regional de Colima, Mexico

Inauguracion: Viernes 3 de diciembre del 2010

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TEXTOS CRITICOS SOBRE EL PROYECTO

Reconstruyendo mitos y escenarios

 

Negarse a contemplar una visión que creemos sobrenatural

no hace más que aumentar su atracción irresistible.

Augusto Roa Bastos. 

Este texto se forja a modo de presentación de las obras de cuatro artistas contemporáneos paraguayos que fueron invitados a participar del proyecto itinerante de artes visuales titulado Mitos y Mitotes. Proyecto éste que se abre como una cavilación acerca de los centenarios y bicentenarios de la independencia de los países americanos.

Los artistas son Eneide Boneu, William Paats, Félix Cardozo y Ricardo Migliorisi. Aunque cada uno de ellos formule un planteamiento artístico diferente               (podríamos decir que, en este caso, los dos primeros trabajan más sobre la descripción o representación de un relato mitológico, mientras que los dos últimos se orientan hacia una reflexión personal acerca del mito), los cuatro, sin embargo, utilizan el clásico, global y estandarizado contenedor/packaging de cartón para pizzas (35 x 35 x 4 cm) como soporte de obra, recipiente aquél establecido para esta muestra colectiva.

En este contexto nos parece oportuno, primeramente, tener en cuenta dos aspectos: por un lado, que el hombre es un ser cultural y que no existe cultura sin mitos; por el otro, que intentar desentrañar el universo mítico de una comunidad o región determinada se convierte en una tarea delicada y dificultosa, más aún si se pretende visualizar una realidad establecida desde una perspectiva genérica diferente. Sólo unas amplias vivencias de culturas diversas; una tolerancia y una apertura especulativa hacia la concepción de la existencia de otras formas de comprender el mundo, de otros símbolos y concepciones de vida, podrán acercarnos elementos de comprensión de ese complejo escenario.

Asumimos el concepto de mito a la manera de Mircea Eliade[1], es decir el mito como creación colectiva que funciona a manera de nexo de recreación de un tiempo pasado, época en la que los actos humanos adquieren una significación especial por ser hechos originales de la especie humana. También compartimos el concepto de este autor en cuanto a la utilización de los mitos originarios como explicación de fenómenos naturales; como creaciones de un tiempo primordial en que el ser humano se sentía sometido por el universo, que le resultaba complejo. La necesidad del ser humano de internalizarse en estos misterios es lo que lo ha llevado a abandonar el universo de la lógica, así como a impregnar su realidad de hechos milagrosos y seres prodigiosos.  

En la actualidad podemos encontrar renovados y diferentes tipos de mitos, que vienen a suplir las nuevas funciones que las sociedades actuales demandan. En este marco contemporáneo de saturación de imágenes y de varias incertidumbres, podemos evidenciar que los hombres se encuentran frente a una individualización en la que todo parece estar permitido y, como diría Guy Debord, “todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en su representación”[2].

Muchos de esos mitos son productos de la industria cultural y se encuentran difundidos por los medios masivos de comunicación (que a menudo recuerdan patrones mitológicos del pasado, pero remozados). Así es que, en el presente, nos encontramos frente a inesperados héroes imaginarios que encuentran un lugar de significación y repercusión en nuestras sociedades. Son personajes estereotipados que brindan una aventura o un escape a los espectadores            -lectores, oyentes, televidentes e internautas-, quienes siguen a aquéllos con avidez.

Nos encontramos, por tanto, en un vigorizado escenario en el que los mitos no son unidades cerradas en sí mismas, tampoco entidades inquebrantables o incontaminadas. Advertimos, sin embargo, que, a pesar de sus persistencias, explicaciones y recomposiciones, los mitos no son dogmáticos ni inmutables, sino más bien fluyentes, cambiantes y reinterpretables.

En ese escenario y desde el arte contemporáneo, es interesante la mirada que se proyecta y emplaza hacia los mitos. El arte, a partir de las vanguardias, pasó a ser uno de los principales medios para experimentar la realidad y, por ende, cotejar, paralelamente, los mitos más variados.

En primer lugar, porque la propia condición de artista soportó, a través de la historia del arte, una serie de mitos latentes (como los de vate o genio –el artista que recibe la inspiración divina-; o el artista como sufriente y bohemio, como mago o chamán, como el mejor retratista de su época, etc.)[3]. Consecutivamente, porque realizar una pieza artística no es sólo representar lo real -y lo ideal-, sino también crearlo, construirlo. Y al no considerarse ya la práctica del arte separada de la propia vida del artista y de su entorno -ni el sujeto del objeto-, se le concede a aquél la posibilidad de alcanzar un conocimiento más directo y superior acerca de los mitos –propios y ajenos-.

De esa manera, el trabajo presentado ahora por cada uno de estos artistas paraguayos contemporáneos, que los iremos exponiendo a continuación, sería una suerte de transmutación de lo real y lo mítico en símbolos: conciencia de una entelequia segunda que sólo se manifiesta en formas no conscientes de sí. Cuatro planteamientos distintos en cuanto al discurso y a la intervención creativa de la caja contenedora y/o su contenido. De todos modos, lo más productivo será que el propio espectador sea quien, con las explicaciones aquí registradas y ante las obras, forme su propio juicio.

 

Eneide Boneu (Córdoba, 1954). Sense títol (2010). Técnica mixta y corbata sobre caja de cartón.

Esta artista desarrolla su propuesta pictórica sobre la parte externa de la caja de pizza, que ya viene impresa con varios nombres asentidos de la misma comida, de manera tal que la propia caja contenedora actúa como un auténtico object trouvé intervenido.

Se vislumbran tres siluetas femeninas con representaciones de bandejas de manjares y/o fragmentos de pizzas. Hace tiempo que Boneu, desde múltiples miradas, viene trabajando en su pintura la figura femenina, estimulando varias asociaciones a partir de todo ese mundo confeccionado y restablecido silenciosamente en torno al género femenino.

En este caso, hay una alusión al mito de la Gran Madre coligado al valor simbólico de la Tríada. La Gran Madre es un mito que de manera diversa aparece en todas las culturas, representando la señora de todos los elementos, hija primordial del tiempo, soberana de todos los entes espirituales. Es el arquetipo femenino y origen de toda vida: el primum mobile y el plenum final, así como el principio contenedor por excelencia.

Mientras que la Tríada femenina se relaciona con el nacimiento, vida y muerte, en este caso representados por tres diosas: doncella, novia y bruja, o como Perséfone, Deméter y Hécate. Finalmente, la obra se completa con una corbata enlazada a la caja y estampada con motivos mexicanos que hace alusión, por un lado, a la palabra mitotes –término popular mexicano utilizado para designar tumulto o alboroto, y que es también parte del título de este proyecto-, y por otro, al simbolismo universal del lazo, que representa todo lo que ata o entrampa –como los secretos guardados en la caja de Pandora-.

Félix Cardozo (Fernando de la Mora, 1975). Sueño (2010). Assemblage de cojín blanco impreso y forro de entretela dentro de caja de cartón.

La obra de Cardozo propone una meditación, un debate acerca de los cruces de miradas, categorías e intereses que los mitos generan. Su planteamiento, como lo explica el mismo artista, “no presenta al latinoamericano como hacedor de mitos, sino como motor y protagonista de los mitos desde una mirada eurocéntrica”.

Así, este trabajo, desarrollado de manera casi objetual en el interior del contenedor -que alude a una almohada blanca, impresa y encajonada-, pone en cuestionamiento las categorías impuestas desde afuera, valiéndose de una imagen prestada como testimonio de esa visión ajena a la realidad.

Esa imagen de referencia, estampada sobre una funda blanca en el interior, representa a unos nativos americanos y constituye una construcción gráfica de la época colonial que aparece como ilustración en la controvertida obra Verdadera historia y descripción de un país de salvajes desnudos, feroces y caníbales, situado en el Nuevo Mundo, América, de Hans Staden, editada en Marburg, Alemania, en 1557.

Cardozo nos hace repensar que la concepción europea de la realidad -de la cual los latinoamericanos somos herederos- fue más bien una especie de sueño importunado entre dos culturas tan disímiles como lo son la europea y la americana originaria, puesto que esa concepción dualista de tradición occidental -según la cual la tierra está separada del cielo y lo concreto de lo abstracto- se contrapone a la rica concepción aborigen del mundo. En ésta, las oposiciones no son vistas como necesarias y excluyentes: lo real no se encara a lo fantástico, la mujer no se contrapone al hombre, lo bueno y lo malo son conceptos reemplazados por las ideas de lo que resulta beneficioso o no para la comunidad. Esta cosmovisión considera la relación hombre-comunidad-entorno, donde cada elemento natural y cultural tiene estrecha relación con los demás que componen la realidad material y espiritual del mundo y aun del universo.

Ricardo Migliorisi (Asunción, 1948). Smile (confesiones), (2010). Técnica mixta sobre caja de cartón.

Migliorisi presenta una pintura realizada en el interior del contenedor, desdoblado éste como si fuera un díptico. Toda la composición, desplegada en dos partes visualmente simétricas, configura la popular e internacional imagen gráfica de la sonrisa, en un rostro sintetizado de color amarillo. En cada extremo de la línea, que representa la sonrisa, se encuentra una mano cuyo dedo índice señala el inicio o el fin del ícono gráfico.

Con relación a los ámbitos del mito, este artista plantea en su obra un triple juego que tiene que ver con tres formas del idealismo mitológico: la acción, el afecto y la reflexión; o, expresado en otros términos, idealismos centrados en la iconografía, el intimismo y el espectáculo del mundo.

Las dos manos que esbozan la sonrisa sugieren, inicialmente, una referencia a la creación de Adán, el primer hombre. Sabemos que la conocida pintura de Miguel Ángel –situada en un fresco del techo de la Capilla Sixtina- se convirtió en importante ícono religioso, ya que el Creador desciende volando a gran velocidad, rodeado de ángeles, y se dispone a tocar la mano de Adán, sentado en la tierra, para insuflarle vida. Acaba de otorgarle forma a partir de barro y con su toque prodigioso va a transformarlo en un ser vivo: la cumbre de la creación (mito religioso por excelencia). Miguel Ángel condensó magníficamente ese instante con el pequeño –pero potente- vacío entre los dedos de Dios y Adán, detalle que Migliorisi cita a su manera, reconstruyéndolo en otro contexto y con nuevas intenciones.

Seguidamente, la invocación a la sonrisa. ¿Qué significa realmente sonreír? Mover la boca y hacer un gesto o expresar desde el corazón nuestras mejores emociones. Migliorisi prefiere hablar de “la sonrisa del corazón”, que es una expresión de nuestra alegría de vivir. Él está convencido de que a nadie le gusta estar rodeado de personas que no lucen felices. La sonrisa del corazón es realmente la expresión de un interior positivo, agradecido y que aprecia la vida. “Cuando sonreímos estamos diciéndole al mundo que nos gusta estar aquí”, asegura el artista.

Por último, involucra al espectador con signos que guardan el sabor de la revelación de un secreto, como la propia imagen de la sonrisa descansadamente reconocible o la sugerencia del propio título de la obra: Sonríe (confesiones). Así, aprovecha para establecer una conexión indirecta con el gran creador de mitos contemporáneos que es la publicidad, y a la vez criticar la impersonalidad de una sociedad orientada de cara al mercado y a la permanente representación, carente de identidad si no está detrás de una señalada marca publicitaria o estética que califique su “estatus”.

 

William Paats (Coronel Oviedo, 1957). Son tuyos, son míos… son vuestros,  (2010). Técnica mixta sobre caja de cartón.

La propuesta de Paats interviene simultáneamente el exterior como el interior del contenedor. La posición final de la caja queda establecida en formato romboidal. Así, mirando la tapa externa -que permite entrever lo interno a través de una gran mirilla circular-, notamos que en su superficie contiene dos rostros pintados en una nebulosa celeste y que se encuentran ubicados en los vértices de los dos triángulos equiláteros, inscriptos en el rombo y unidos virtualmente en sus bases. El rostro superior está con los ojos abiertos (la luz), y el inferior, con los ojos cerrados (la oscuridad). Mientras que en el interior la composición se plasma en un círculo que coincide con la abertura exterior y alude a una pizza con siete porciones/apariciones míticas. En su configuración retoma escenas de leyendas populares y guaraníes y las convierte en una nueva construcción personal, en la que los personajes también son figurados a partir de sus propios imaginarios simbólicos.

El nuevo mito, recreado por Paats y figurado en el exterior/interior de la caja, nos narra lo siguiente: Kerana (dormilona), una bella mujer que se pasaba el día durmiendo, vivía en una parcialidad selvática y era la hija de Marangatu (sabio y sacerdote). Tau era un espíritu malo que se enamoró perdidamente de Kerana. Para poder estar junto a ella, Tau se transformó en un joven apuesto e intentó raptarla. Katupyry, que era el espíritu del bien, se interpuso para defenderla. Tau y Katupyry se enfrentaron en una ardua contienda que duró siete días y siete noches, y de la que finalmente resultó vencedor Katupyry.

Así, Tau fue condenado al exilio por Pytajovái (dios del valor y de la guerra), pero, en su desesperación, raptó a Kerana en un descuido por estar dormida y la hizo suya. A raíz de esto Arasy (la madre del tiempo) finalmente maldice a ambos, por lo que Tau y Kerana tuvieron siete hijos con apariencia monstruosa y presencia fantasmagórica: Jasy Jatere (niño rubio que seduce por las siestas), Luisón o Lobisón (hombre lobo), Ao-ao (mitad animal, mitad humano; con 4 patas), Mbói Tu´î (serpiente con cabeza de loro), Mbói Jagua (serpiente con 7 cabezas), Moñái (serpiente corta) y Kurupi (sátiro de sexo descomunal que le rodea la cintura).

Con su obra, Paats nos entrega una misteriosa historia, reinventada e ilustrada, sobre el bien y el mal, eternos antagonistas del universo. De igual forma nos demuestra que el símbolo –parte vital del mito-, al contrario del signo, no puede ser comprendido fuera de su contexto, ya sea religioso, cultural o metafísico. Por esta razón, si bien es imposible intentar reducir su significado a una definición verbal o representación formal, sí es posible y necesaria una exploración de sus orígenes y un análisis de su evolución.

 

Alban Martínez Gueyraud

Doctor en Arquitectura y Crítico de Arte.

Asunción, 19 de junio de 2010.


[1] Véase: ELIADE, Mircea. Mito y Realidad. Barcelona: Labor, 1991.

[2] DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo. Bs. As.: La Flor, 1974.

[3] Se puede consultar al respecto: KRIS, Ernst; KURZ, Otto. La leyenda del artista. Madrid: Cátedra, 1982.

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Mitos y Mitotes: otra vuelta de tuerca

            Desde que Feyerabend sostuviera que el hacer de la bruja y la del hombre de ciencia no distaban demasiado, razón y mito no parecen realidades de naturaleza distinta. En realidad, desde la irrupción de Nietzsche en la filosofía que esa supuesta superioridad de la razón científica parece agonizar. La mitificación de la propia razón parece cerrar un círculo para instalar lo que Rorty llamaría la poética implícita en toda obra intelectual.

            Mitos y Mitotes no está ajena a esa vieja discusión contra el racionalismo. No se trata de alimentar  una supuesta épica o de una suerte de cruzada contra la razón, por el contrario, al asumir que esa es ya un conflicto desvitalizado, la muestra que comentamos se ofrece como un conjunto de operaciones signadas por “el como si”. Esa condición permite un juego de simulaciones y puentes en que el estatuto de la representación  permite ensamblajes que no obedecen al principio de causalidad, se trata de correlaciones que asumen la arbitrariedad  y el diálogo de tradiciones que perviven  y que se convocan  al margen de los procesos convencionales de la gestión cultural. Hablamos de individualidades  que han establecido puentes y encuentros de artistas de diversas latitudes de nuestro continente.

            Tiempo atrás los vimos convocarse para el proyecto “Rastros. El ojo privado”. Esa muestra que aludía al sueño latinoamericano hoy, en “Mitos y Mitotes”,  busca recuperar los símbolos de ese sueño.

            Esta vez el soporte que da unidad a la muestra es una caja de 35x35x5 cm. Soporte habitual de las pizzas que, habitualmente, se solicitan telefónicamente y se llevan al domicilio. Comida rápida, estandarizada. Esas cajas que- por los bajos niveles de conciencia ecológica- terminan en la basura. En un publicitado estudio hecho por un medio chileno, se constató que los envoltorios de comida chatarra eran más numerosos en una comuna santiaguina de sectores medios. Los eufemísticamente llamados “aspiracionales”. Las cajas de pizzas son la basura habitual de ese segmento social. Es su modo de sentirse partícipes de la sociedad de consumo.

            Este primer desplazamiento funcional de las cajas de pizzas permite resemantizarlas, es un leve desplazamiento del ready-made, una más de las metamorfosis que la tela viene experimentando desde siglo XX. 

            Lo más llamativo de esta propuesta es la conjunción de voluntades frente a un desafío común: hacer hablar nuestros mitos, fiestas, brujos y tumultos mediante la plástica. La diversidad de nacionalidades convocadas permiten la convergencia de imaginarios. Fritz Perls, nos invitaba a personalizar los símbolos de nuestros sueños, para reconocernos en ellos, así también esta muestra nos permite reconocernos a pesar de las diferencias. Lo importante es cómo hablan en nosotros estas fiestas, estos brujos y alborotos para- de una vez- empezar a bailar en un carnaval sin fin.

Tirso Troncoso

Licenciado en Filosofía

Profesor Facultad de Comunicación y Letras

Universidad Diego Portales

Chile

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ITINERANCIA DE LA EXPOSICION

 

 

 

 

 

Palacio de Justicia de Morelia, México

Inauguración: 26 de Octubre del 2010

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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PARTICIPANTES:

                   CHILE:

          Antonio Guzmán

     «La recta provincia»

     Collage, mixta y objetos

 

 

 

 

 

 

 

 

               PAOLA MANZOR

                    «Mal de ojo«

Impresión en acetato, hilo bordado y objetos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

         RODRIGO BRUNA

      “Reconstrucción 27”

Restos de adobe y pegamento

 

 

   

 

 

 

 

 

 RICARDO VILLAROEL

   “La espera de Añañuca”

Papel, bolígrafo y objetos

                     

 

 

                       PARAGUAY

       

 

 

 

 

             RICARDO MIGLIORISI

                     “Sin título”

Transferencia y pintura

                 

 

 

 

 

 

                       ENEIDE BONEU

              “Para todos los gustos”

Pintura y tela

                  

 

 

 

 

 

 

                     FELIX CARDOSO

                            “Sueño”

Transferencia en tela

 

                   

 

 

 

 

 

                    WILLIAM PAATS

“Son tuyos, son míos…son nuestros”

Dibujo, pintura y collage

     ARGENTINA

 

 

 

 

 

 

 

 

MARIELA LEAL

“Oh difunta, escucha nuestros pedidos, oh difunta”

Imagen digital y papel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

               DENISSE PAULSEN

            “Sus ojos se cerraron”

Acrílico, papel maché y moneda

              ESTADOS UNIDOS

 

 

 

 

 

 

           MARTÍN QUINTANILLA

                       “Moro-oso”

Acrílico, holograma y collage

 

 

 

 

 

 

 

CARLOS BARBERENA

         “Bandolero”

Collage, pintura y esténcil

                         MÉXICO

               

 

 

 

 

               GIOVANNA MORA

          «Serpiente emplumada»

Collage, pintura y esténcil

           

 

 

 

           

           JAVIER ESPÍRITU

           “Otra vez llorona”

 Mantel decorativo, acrílico y bisutería

            

 

 

 

 

             

 

           JUAN GUERRERO

      “El centauro del Norte”

Técnica mixta y 18 grabados

                

 

 

 

 

                      CARLOS RODAL

“Pirámide y estuche hechos de estrellas”

Acrílico sobre MDF

         

 

 

 

          

 

 

          ALEJANDRO DELGADO

                  «Fragmentos»

 Impresos digitales s/acetato

                           PERÚ

         

           

 

 

 

       

 

        MARCELO ZEVALLOS

                “Perú Incarri”

Técnica mixta y objetos

 

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Bienvenidos a nuestra nueva travesía latinoamericana

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